Fuka-gutsu: Botas hechas con paja de cebada trenzada. Diseñadas para preservar de la humedad y el frío cuando se camina sobre la nieve.
Waraji: Aún las calzan algunos pescadores en los arroyos de las montañas, para mantener un mejor equilibrio.
Las zori de paja son una versión mejorada de las waraji y se consideran antecesoras de las sandalias de playa que se utilizan ahora en todo el mundo. Cuentan con una tira y una plantilla ovalada, ambas hechas de paja trenzada. Los dedos, grande y segundo, se ajustan a la tira. Una variación para el ejército, en la edad media, fue la ashinaka sin talón, diseñada para el campo de batalla. La gente comenzó a utilizar las zori para trabajar en el campo. Durante el periodo Edo (1603-1867), los fabricantes de zori establecieron tiendas en las zonas urbanas y comenzaron a producir diferentes modelos. Un tipo, ahora considerado una típica zori, fue la sandalia setta – la parte superior de la plantilla tenía una funda de urdimbre, la parte inferior estaba recubierta de cuero y el talón llevaba una sujeción de metal. Otras zori tenían diseños lujosos y de fantasía.
Ashinaka: Los dedos y el talón sobresalen de la plantilla para dar más equilibrio y hacer más fácil el paso.
Una geta es básicamente una plantilla de madera con dos soportes en la parte baja y una tira en la superior. Los dedos se ajustan a la tira igual que en el caso de la zori. En dibujos del siglo 10 se observa a la gente calzando geta, lo que indica que este tipo de calzado se llevaba desde hace mucho tiempo. A principios del siglo 18 se produjeron herramientas más avanzadas para hacer geta de forma masiva y se pusieron de moda en la ciudad de Edo (actual Tokio). Se hicieron cada vez más llamativas, algo que molestó al Shogunato, que prohibió a la gente del pueblo el uso de geta ostentoso y lacado. Hasta que los zapatos se hicieron populares, los geta permanecieron siendo una de las opciones.
Su producción llegó al máximo en 1955, con 93 millones de pares, y a partir de ahí comenzaron a decaer.
Los tabi eran un tipo de calcetín diseñado para vestir con zori o waraji. Los tabi ayudaban a mantener calientes los pies en invierno y prevenían la inflamación producida por el roce de la tira de goma en los dedos. Estos “calcetines” son únicos al tener una división entre el dedo gordo y el segundo para facilitar el ajuste de la tira.
Las botas jika-tabi también cuentan con una división en los dedos como el tabi, pero tienen una suela de goma por lo que se pueden calzar en la calle.
Fueron inventadas en 1922 por dos hermanos de la familia Ishibashi, Tokujiro y Shojiro. Los Ishibashi eran fabricantes de tabi y su compañía se convirtió en la Corporación Bridgestone, fabricante de neumáticos. El terremoto de Tokio, en 1923, ofreció una oportunidad a las nuevas botas jika-tabi, que jugaron un papel importante en los esfuerzos de reconstrucción. Las jika-tabi previenen el deslizamiento del pie y la separación de los dedos facilita un mejor agarre en lugares difíciles, lo que explica por qué siguen siendo utilizados en la construcción en Japón.
El Japón moderno ha adaptado muchos hábitos occidentales y ahora se utiliza generalmente el zapato, excluyendo otros tipos de calzado.
Tsuranuki: Calzado de piel utilizado por los comandantes en jefe cuando iban a caballo a la batalla durante la edad media.
Asagutsu: Calzado modelado en madera, después lacado con laca negra. Este par fue utilizado por un sacerdote sintoísta en el siglo 19.
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